martes, 17 de mayo de 2011

Aspectos histórico-sociológicos de la CAA

Podemos encontrar antecedentes de los sistemas de CA en los jeroglíficos egipcios, en los sistemas lingüísticos logográficos como el chino y en las formas de transmisión gráfica de la mayoría de las culturas ágrafas. Algunos sistemas pictográficos actuales, v.gr.: el Bliss, están inspirados en estos elementos de las lenguas logográficas.

Paralelamente a esta tradición pictográfica ha discurrido la comunicación gestual, encontrándose alusiones a la misma en las culturas greco-romanas anteriores a la era cristiana.
Pero hay que esperar hasta el último tercio del s. XX para que se dé la eclosión de los SCA, se profundice e investigue en ellos y sean aplicados con criterios profesionales, sobre todo en la educación. Sirvan de ejemplo los SCA sin ayuda basados en signos manuales, que relegados y poco menos que prohibidos a principios del s. XX, hoy son aplicados en muy distintas patologías. 

Se ha avanzado en los SCA, tanto a nivel nacional como internacional, como lo demuestran los siguientes datos: el Programa de Comunicación Total de Schaeffer empieza a usarse en España hacia 1980; el Sistema Makaton de Margaret Walker nos llega hacia 1990; el Bliss de Charles Bliss y el SPC de Roxanna Mayer Johnson hacen su aparición a mediados de los 80; el primer Programa Elemental de Comunicación Bimodal fue publicado por Monfort et al. en 1982; la primera publicación sobre La Palabra Complementada, llevada a cabo por Santiago Torres, tras varios años de adaptaciones y práctica en lengua española, aparece en 1988; en 1981 aparece la primera versión del Diccionario Mímico Español de Félix Jesús Pinedo y en 1989 aparece su Nuevo Diccionario Gestual Español; el Lenguaje de Signos Manuales de Perelló y Frigola data de 1987; el primer libro científico sobre la lengua de signos española, titulado Lenguaje de Signos, obra de María Ángeles Rodríguez, fue publicado en 1992, etc.

Actualmente contamos con buenas sistematizaciones y el uso generalizado de las mismas. Sin embargo queda mucho por hacer. La luz llegará cuando haya una aplicación controlada científicamente de los distintos sistemas y se confronten los resultados obtenidos con los objetivos propuestos de antemano y con las exigencias cognitivo-lingüísticas de una formación académica dirigida a la igualdad de oportunidades, tanto en el entorno académico como sociolaboral.

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