lunes, 30 de mayo de 2011

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Vivir en mundos paralelos

La comunicación entre un sordo y un oyente que desconoce la Lengua de Señas Argentina (LSA) -es un idioma completamente diferente al español que tiene sus propias reglas y estructura- es casi imposible y se encuentra minada de baches. Las personas sordas entienden alrededor del 40% de lo que dicen sus interlocutores si se les habla de frente por lectura de labios, según cifras de la ONG Canales -que trabaja para que los jóvenes sordos accedan a una educación de calidad-, aunque otros expertos en el tema hablan de un porcentaje aún menor. Según la misma ONG, el 80% de los sordos en nuestro país son analfabetos funcionales, esto significa que aunque saben reconocer y leer las letras y las palabras no comprenden su significado. Estas cifras se explican, según especialistas de la ONG, por la educación precaria y la falta de estímulos que reciben desde temprana edad.
Los argentinos sordos son una minoría ya que representan menos del 1% de la población del país según la última Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad (ENDI). "Si una persona me habla yo no puedo seguirla. Ahora, si lo hace por lengua de señas no tengo ningún problema", dice con preocupación una estudiante sorda de la Escuela CENS 66.
Producto de estas limitaciones, los sordos suelen juntarse entre ellos tanto para salir a bailar como para otras actividades deportivas y recreativas. "Por los general nos sentimos más cómodos con otros sordos. Con oyentes uno se pierde un montón de cosas y no podés estar pidiendo todo el tiempo que te repitan. Además, depende de la paciencia del oyente", dice Florencia Laurence, secretaria del departamento de jóvenes de la CAS.
El derecho al acceso a la información de los jóvenes se encuentra vulnerado por estas y muchas otras barreras existentes en la comunicación. "Muchos creen que los sordos acceden a la información escribiendo o hablando lento, o que tienen más facilidad para leer los labios, pero no es así" puntualiza Silvana Veinberg, fonoaudióloga y secretaria de la ONG Canales.
"La mayoría de los adolescentes sordos no son independientes, necesitan de los padres, de los intérpretes y de los oyentes para desenvolverse en el día a día", piensa Laurence. Por su parte, Veinberg cree que esto se da por la falta de ambientes accesibles.
Por Teodelina Basavilbaso
De la Fundación LA NACION
Sábado 02 de octubre de 2010 | Publicado en edición impresa La Nación

4 comentarios:

  1. Muy buena nota, ésto debería tener mayor difusión,ya que no importa que sean el 1%,existen y deben ser incluidos en todos sus aspectos

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  2. Coincidimos con vos, todos podemos ayudar a difundirlo.
    Podemos pensar en ponernos en el lugar del otro y actuar para una mayor inclusión.¡Gracias por tu comentario!

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  3. ¡Chicas muy buen blog! ¡¡Que bueno contar con esta información y que sea difundida!!Creo que nos ayuda a ser mas concientes sobre las necesidades de aquellas personas que padecen esta dificultad, y de como podemos ayudarlos entre todos a integrarse en esta sociedad y evitar que sean excluidos!

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  4. Totalmente de acuerdo con vos Romi. Nos alegra saber que la información te haya resultado enriquecedora. Creemos que entre todos, podemos lograr un medio sin exclusiones de ningún tipo. ¡Gracias Romi por compartir tu comentario con nosotras!

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